sábado, 8 de julio de 2017

Vender tu alma al diablo

Esta es una de esas reflexiones que a uno le pide el cuerpo hacer tras la sucesión de determinados acontecimientos; en este caso de declaraciones en las últimas 24/48 horas.
La situación de Carlos Sainz, no sólo ahora en la Fórmula 1, sino desde el momento en que dio el "salto" del karting a los monoplazas para llegar a la categoría reina de los circuitos bien podría compararse a vender tu alma al diablo... y en este caso en cuestión el diablo de turno tiene ya puestos hasta los cuernos.
La historia del madrileño no es algo excepcional sino muy al contrario es el modus operandi más extendido entre las escuderías top ,algo que muy bien podría trasladarse también a otras disciplinas deportivas como el fútbol. Captar jóvenes talentos, "reclutarlos" e ir "moldeándolos" al gusto propio para llegado el momento subirles al coche de F1 como paso final, es todo un proceso lleno de penurias, sacrificios e incluso lágrimas para unos y dedicación e inversión para otros con el fin último de conseguir un retorno más que amortizado.  La F1 no es sino la elevación al máximo exponente de las políticas empresariales más avanzadas y/o rentables y esta manera de actuar no es más que una política empresarial más que busca el mayor beneficio con el menor gasto.
Lícita? Por supuesto. Agresiva para con los pilotos? También y mucho, dependiendo de las formas de proceder en cada empresa, perdón, en cada escudería.

Como siempre que hay un compatriota de por medio, a los españoles se nos suele nublar el seso y en seguida vemos al de enfrente como el enemigo a destruir; conviene por ello respirar y permitir que nuestro cerebro obtenga el riego sanguíneo adecuado antes de poner a parir a Helmut Marko, Christian Horner o "Rita la Cantaora" porque siempre habrá tiempo; nunca es tarde para ello.

Como decía, Sainz entró en el Red Bull Junior Team con 15 años, antes incluso de abandonar el karting; si echamos cuentas así a ojo podemos imaginar que desde entonces hasta ahora (tiene 22 años) el gasto en formación y seguimiento que Red Bull ha hecho con él capacitaría moralmente al equipo austriaco para cortar de raíz lo que ellos pudieran considerar una insubordinación, avergonzando públicamente al piloto si es necesario e incluso a sus familiares si fuese preciso ya puestos (su padre en concreto)... siempre hablando desde su punto de vista claro.
Ellos se basan, como buena empresa, en que los pilotos firmaron un contrato y las cláusulas de dicho documento son muy específicas; la verdad es que ciñéndonos a esto, no hay mucho que rebatir y si la empresa o escudería lo tiene claro, el piloto en cuestión debiera tenerlo más claro todavía porque es la otra parte vinculante. Las preguntas a hacerse entonces serían estas:

  •  Por qué insiste Sainz públicamente (quizá asesorado por alguien de su entorno) en usar a los medios para meter presión si conoce las cláusulas? 
  • Está moralmente capacitado para ello habiendo estado tantos años formado por Red Bull?
  • Son desproporcionadas las maneras del señor Marko y compañía?
Cada uno podrá hacerse una opinión pero la mía es que el madrileño se equivoca tensando la cuerda casi en cada carrera sobre un tema que no le afecta en el corto plazo, más aún cuando en ese presente inmediato tiene bastante con lo que lidiar; léase un compañero de equipo que no va a prestarle ni para pipas y un coche que lo exige todo del piloto para puntuar en cada GP.
Y más aún si cabe cuando el año pasado hubo una justificación para hacer un "trueque" de intereses comerciales con Renault y no hubo acuerdo. Qué ganaría Red Bull dejando marchar a Sainz este año con contrato en vigor? Quién vendría con el dineral que Red Bull probablemente pediría por un piloto que no es "nadie" todavía?

Todo esto bien podría definirse como el prisma desde el cual mira y habla un equipo que "lloriquea" por haberse gastado mucho dinero y tiempo en un piloto que ahora se muestra ingrato con ellos.
Pero oiga, es que ese piloto no es un robot, es una persona con sus inquietudes y ambiciones. Una persona que ha tenido que soportar durante sus años de adolescencia las duras condiciones que se le han impuesto con la promesa  (o amenaza según se mire) de llegar a la F1 siempre y cuando cumpliera con todos los requisitos y/o exigencias que se le fuesen imponiendo en forma de resultados satisfactorios en la pista (o si no carretera, que ejemplos hay unos cuantos).
 En el caso de Sainz es ya conocido que para poder subirse al Toro Rosso le fue requerido el trofeo de campeón de las World Series, así como si nada. Y el madrileño lo hizo.
 Como también lo hizo en la Fórmula Renault 3.5 y en la homónima 2.0.
Tiene por ello derecho ese piloto a expresar sus deseos públicamente de manera educada si es preguntado al respecto tras años de sacrificio de su propia vida sin tener que ser tachado de insolente o ingrato si está viendo que sus pretensiones de medrar no pueden ser satisfechas en ese equipo  (y dichas pretensiones son merecidas)?
Pues también, y con más razón si encima desde el equipo hacen gala de una falta de clase y educación absolutas (olvidando que toda relación laboral tiene un doble retorno)  y aprovechando para humillarte a ti y a tu padre bicampeón del WRC, cuyas bocas debieran de lavarse con lejía el señor Marko y algún otro antes de referirse a él.

En conclusión, es una encrucijada total la situación a la que se ven arrastrados ciertos pilotos que en su día otorgan plenos poderes al equipo de turno con esperanzas de llegar a la cota más alta y entonces es cuando le ven de verdad la cola al demonio. Merece la pena convertirse en un títere para conseguir un volante de F1? Si tenemos en cuenta cómo son las otras vías de acceso y los buenisimos pilotos que se han quedado fuera por uno u otro motivo... quizá el fin sí justifique los medios después de todo.



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