domingo, 28 de enero de 2018

El "vejete" Sainz y un Montecarlo agitado

Un año más comenzamos una nueva temporada llena de interesantes perspectivas (algunas positivas y otras no tanto) en nuestros campeonatos favoritos. Como es de rigor ( un rigor ya casi histórico) el Rally de Montecarlo alza el telón presentándonos la primera evolución de los WRC 1.6 "sobrevitaminados" que siguen gustando e impresionando como hicieran un año atrás.
Aprovechando el rally monegasco en Afición al Motor volvemos a la actividad después de unos meses de imperativo descanso con la intención de seguir "dando guerra" lo más regularmente posible como venimos haciendo desde hace ya casi un lustro.


Pero antes de centrarnos en el Mundial de Rallies hemos de dedicar unos párrafos al mito viviente por excelencia que sin duda es Carlos Sainz. Como humano que es, El "Matador" no está exento de cometer errores; en este caso en forma de determinadas declaraciones ante los medios que pudieran ser tildadas de arrogantes o presuntuosas (como las que hizo nada más proclamarse campeón del Dakar la pasada semana) pero aquel que no sea capaz de perdonar esas muestras de humanidad es un necio redomado.
La figura de Sainz y los valores que personifica son demasiado grandes para ser ensombrecidos por puntuales descuidos, los cuales en un personaje público de su talla suelen ser magnificados.
La última y más reciente gesta de nuestro campeón más legendario (no solo en motorsport, sino en cualquier disciplina) supone el ensalzamiento máximo de valores como perseverancia, seriedad  y/o determinación, un icono social en el que muchos podrían/deberían fijarse como modelo a seguir en cualquier ámbito social o laboral en vez de perseguir por las RRSS a individuos sin oficio ni beneficio solamente por haber salido en este u otro programa de televisión.
Much@s se preguntan qué demonios hace (y cómo demonios lo hace) un "vejete" de 55 años pasando penurias en medio del desierto habiendo ganado lo que ha ganado en otros tiempo.
Para empezar, con esa edad no seria posible afrontar exigencias físicas del calibre de un Dakar si no se tuviera una férrea disciplina en tanto en cuanto a mantener un estado de forma óptimo y un estilo de vida a la altura, hábitos que no se adquieren de un día para otro (y que tampoco con esos años se suelen mantener a "rajatabla") sino que son fruto de toda una vida dedicada a la consecución de objetivos gracias a unos valores adquiridos quizá a través de la educación infantil recibida o de algún otro modo pero en cualquier caso la predisposición personal debe estar ahí y en Carlos Sainz esa predisposición es innata.
Cuando otros grandes pilotos y campeones coetáneos del madrileño están ya "jubilados" desde hace años y dedicados a otros menesteres muy alejados de la conducción profesional a tiempo completo, Sainz ha seguido pasando semanas y meses dedicado a evolucionar un coche de carreras, haciendo kilómetros de test y raids año tras año prácticamente sin descanso con Volkswagen primero (en el Dakar con el Touareg y con el Polo en el WRC) , ahora con Peugeot y entre medias con proyectos privados.
La determinación por conseguir otro Dakar en un proyecto al que ha dedicado tanto esfuerzo es lo que le ha "empujado" a prepararse físicamente y mentalmente como si en vez de 55 tuviera 35 o 25 años incluso; por supuesto que eso no puede hacerlo cualquiera y es por esto que Carlos Sainz es un fuera de serie, un súper clase (que se formó en una época en la que como él mismo ha dicho alguna vez nadie te enseñaba a conducir y que si en su día llamó la atención de los scouters del Mundial y de equipos oficiales fue gracias sobretodo a su metodología de trabajo) del que debemos disfrutar y añorar cuando ya no esté en "primera línea" porque nunca se sabe si volverá a aparecer otro.

Estos días se habla mucho, como es obvio por su edad ( si, la dichosa edad) y tras ese segundo Dakar que parece el perfecto broche de oro a una carrera envidiable, de una posible retirada y de producirse no creo que sea por falta de ofertas para seguir corriendo porque los responsables tanto de Mini como de Toyota se cortarían algún miembro de sus anatomías por tener a un Carlos Sainz en sus equipos y desarrollar sus respectivos bugies; no tengo duda. De nuevo será el propio "Matador" el que elija su futuro, rasgo este que también describe a los más grandes.

No obstante el adiós definitivo llegará y entonces es cuando me temo comenzará una larga travesía por el desierto en todos los aspectos, el puramente deportivo y el mediático porque el carisma que emana de su persona es como un imán del que se benefician los rallies y que sin Sainz en activo tendrá que ser otro el que se encargue de focalizar las ambiciones de jóvenes hambrientos de éxito y de patrocinadores o fabricantes ( de coches) que vean los rallies como una inversión fiable.
En otros países no tienen problemas en ese sentido pero en España seguimos adoleciendo de esta falta de relevo generacional y el futuro a medio plazo ( por no decir a largo) no es nada prometedor.

Por supuesto que ese relevo no tiene por qué lograr lo que Sainz logró ( ojalá lo mejorase) porque aún siquiera lográndolo el contexto actual es totalmente dispar y las mismas hazañas ahora y entonces no tienen el mismo encumbramiento (es lo que tiene ser un pionero) pero urge tener una figura en la élite del WRC por el bien de la especialidad, una especialidad que en España y a pesar de muchos tiene un seguimiento de los más altos del planeta (aún sin contar con la terna de campeones que si disfrutan otros países) y que a pesar de haber nacido con Sainz no debería morir con él, entiéndase lo de morir.

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