martes, 19 de agosto de 2014

Duelos Históricos vol. VII : Audi S3 vs Audi Coupé S2

Ya han pasado unos meses desde la última entrega de esta sección tan particular y tenía pendiente analizar un coche que, aún sin ser uno de mis favoritos, no deja de ser uno de los más representativos dentro del segmento de los compactos deportivos y por ello era necesario que pasara por aquí antes o después.
Desde aquel primer S3 de 1999 (con el mítico propulsor de 1.8 litros y 20 válvulas turboalimentado y 210cv) han pasado ya 15 años nada menos; desde entonces a la actual versión 2014 con 300 "jacos",  ha permanecido fiel a una deportividad muy sutil y a un elitismo diferenciador de sus rivales más generalistas que a buen seguro tendrá su público pero a mí me produce cierto rechazo y como muchas veces digo, si tuviese el dinero en metálico para comprar un coche "a toca teja" el Audi S3 no estaría entre mis opciones (como tampoco lo estaría el RS3 ya desaparecido).
Encontrar un "sparring" para el S3 2014 no ha sido nada difícil ya que en mi mente siempre habrá sitio para recordar deportivos de los 90 como el S2 Coupé de 1991, un coche que curiosamente guarda ciertas analogías con su descendiente en los aspectos que citaba en el párrafo anterior; aunque si tenemos en cuenta la época de uno y otro, el S3 enaltece dichos aspectos bastante más... para su desgracia.
Los que estéis leyendo esto ya os habréis "coscado" de que voy a dar muy pocas alabanzas al S3 y es que confieso que es el que menos me gusta con diferencia de todos los que Audi ha comercializado. Obviamente me quedo mucho antes con el "viejo" y "desfasado" S2.



Para empezar, no me gusta que Audi halla suprimido la versión de tres puertas tan apropiada en modelos de este calibre, privando al S3 ya sólo con esto de mucha de su diferenciación hacia el resto de la gama. Con diferencia la más horrenda es la de cinco puertas, a medio camino entre una ranchera y un compacto ( el tres volúmenes todavía se salva). Este es un mal que muchas marcas han tomado en busca de más compradores a costa de "traicionar" el propio espíritu de estos coches.
Tampoco me gusta, incluso llega a ser cutre, esas falsas rejillas en el paragolpes delantero que no sé muy bien qué pretenden, así como las cuatro salidas de escape, excesivamente macarras en un contexto tan moderado. Como es menester la monta de gomas es generosa en grado sumo motivado por lo de siempre, una carrocería agigantada. Y en el habitáculo los asientos dignos para una versión de semejante talante hay que pagarlos aparte. Pero hay más.
Por alguna razón, Audi no quiere montar transmisiones manuales en estos modelos (cosa que también ocurre en otras fabricantes), privando a los posibles compradores de sentir de verdad la conducción, y alejando a otros hacia modelos de la competencia. A este paso lo del punta-tacón acabará siendo un mero recuerdo de generaciones pasadas (incluso algunas cajas de cambio lo hacen "solas", como la del Nissan 370Z Nismo).
Eso sí, lo que no faltan son los asistentes para conducir EN AUTOVÍAS con sólo tener una mano en el volante pero a la hora de transmitir la tremenda potencia y par que emana el fantástico motor de dos litros turboalimentado (no todo iba a ser malo) se confía casi exclusivamente en el ESP y su centralita para frenar una u otra rueda; todo ello en pos de evitar que el conductor de turno no empiece a temblar en cuanto el coche no esté rectilíneo. Este nuevo S3 es un claro ejemplo de hasta qué punto la electrónica puede invadir y/o suprimir las sensaciones de conducción que antaño esta clase de coches llevaban por montera. Amortiguadores eléctricos, dirección eléctrica, tracción eléctrica... todo eléctrico.



En cuanto a suspensión y dirección, mientras la carretera tenga un asfalto "circuitero" no habrá problema y el poderoso motor se hará cargo de la situación con un enorme rango de utilización que proporciona la conjunción de las inyecciones directa e indirecta, lo que se traduce en aceleraciones fulgurantes y reprís instantáneo. Otra cosa es cuando nos adentramos en esas carreteras  que, al igual que pasa con los coches, cada vez escasean más en estado puro, o sea, con asfalto roto, gravilla esparramada y curvas retorcidas por doquier que exigen algo más que poner una mano en el volante.
Ahí es donde un coche que se considere deportivo te hará sentir que necesita ir más rápido en cada curva porque su suspensión mantiene las ruedas en el suelo y no rebota con cada "china", la dirección te transmite esas chinas a cada dedo de la mano y la tracción te da la confianza de entrar " a cuchillo" en cada curva y salir escopetado hacia la siguiente. En este sentido la combinación del Haldex de quinta generación (creo que es la quinta, ya casi parece la saga de Rocky) y el ESP comentado antes me dan ganas de ir al retrete. Quizá comparar el S3 con un STI o un Evo no sea muy justo pero sí lo es si se trata de comparar dónde se gasta cada marca el dinero a la hora de enfatizar lo que quiere de su coche en cuestión.
Puede que sea más equitativo comparar el Audi con un Mégane RS, y si en principio podría parecer un duelo desigual, el Renault con un "simple" autoblocante mecánico y un chasis mayúsculo pasa por encima del Haldex con bomba electro-hidráulica del S3 con 35 caballos menos y una suspensión algo anticuada. Si sustituimos el Mégane  por el S2 con un Torsen central, el sonrojamiento del S3 sería tan grande como su motor.
Y eso que el S2 tampoco fue en su día un icono de coche tramero pese a ser descendiente de los Audi Quattro y 200 Turbo Quattro (del que hereda motor y a su vez el RS2) ya que su carrocería de coupé con batalla larga y no muy aerodinámica (y también por qué no decirlo, un tanto anticuada pero con carácter al mismo tiempo gracias a elementos heredados del Audi V8) claudicaba frente a sus enemigos entonces que no eran otros que los Sierra Cosworth 4x4 o Delta Integrale. Pero para "darle caña" al S3 2014 le basta.



Estoy seguro de que el S2 podría haber sido un excelente coche de rallies con algunos cambios en su carrocería, ya que la base era prometedora: suspensión independiente en las cuatro ruedas, dirección comunicativa ( pese a tener 3 vueltas entre topes), motor poderoso y lleno de par, tracción integral variable Torsen... por supuesto tenía debilidades como el propio motor de 2.2 litros que pesaba más de la cuenta en las zonas más reviradas, o un cambio demasiado largo en sus relaciones que, eso sí, le hacía imbatible en velocidad pura en su época. También el chasis como decía antes no estaba todo lo desarrollado que un coche de rallies requeriría, con un peso total de 1420 kg, sólo 100 kilos menos que el S3. Eso arroja una relación peso/potencia muy poco ventajosa para el S2 con 6,4 kg/cv frente a 5,2 del S3.
Obviamente los 220cv de uno y los 300 del otro, junto a las cajas de cambio, hacen que a la hora de correr no halla debate, pero el feeling y el rendimiento como coche deportivo tampoco deja dudas.





El S2 en su época podía mirar a la cara a los más rabiosos compactos (citados antes) pese a estar algo aburguesado frente a ellos pero haciendo gala de una personalidad propia con una deportividad elegante, exhibida en su precioso volante y sus relojes blancos y manómetros de presión y temperatura de aceite. El S3 corre mucho y bien, pero sólo en línea recta y las sensaciones brillan por su ausencia. Hoy más que nunca es un simple A3 con esteroides.









                                    0-100                 0-400               0-1000


S3                                   5,4                   12,5                   23,5



S2 Coupé                       6,3                   14,4                   26,6

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